Este martes arribaron al país un vuelo de la aerolínea de bandera con 262 repatriados que fueron recibidos por su familiares, en medio del conflicto armado entre Hamas e Israel.
Arribó al país el segundo vuelo de Aerolíneas Argentinas que transportó desde Roma a 262 argentinos provenientes de Israel, que fueron recibido por un centenar de familiares.
La aeronave Airbus 330-200, matrícula LV-GHQ, partió de Roma a las 6.23 de este martes (2.23 de la Argentina) bajo el número de vuelo AR1091. Entre los repatriados se encontraba Inés Grimland, de 77 años, quien viajó al sur de Israel a fines de septiembre para celebrar el nacimiento de su bisnieto junto a su familia cuando el 7 de octubre se perpetró el ataque de Hamas.
«Estaba con mi hija, mi yerno y mis nietos estaban a unos 100 o 200 metros en otra casa, y ahí fue la primera parte que atacaron los terroristas cuando entraron al kibutz Nirim. Estuvieron refugiados nueve horas mientras los terroristas estaban alrededor y les incendiaron la casa. Si salían, era una muerte segura «, contó Inés a Télam.
Este kibutz ya supo ser escenario de una batalla con el ejército egipcio el 15 de mayo de 1948, el primer día de la invasión a Israel en la guerra árabe-israelí de ese año, cuando se creó el Estado hebreo.
Los integrantes de la familia de Grimland fueron rescatados por el Ejército e internados en un hospital, se encuentran «vivos de milagro» luego de sufrir el incendio de su casa, y fueron trasladados a «un lugar más o menos seguro», señaló Grimland sobre el resultado del ataque de Hamas.
«Era una locura todo. Cuando vivís en un país que está en guerra casi permanentemente, tenés que desarrollar una mentalidad que te permita estar en ese lugar, sobrevivir y saber qué tenés que hacer. Lo que pasa es que algo como lo de ahora no pasó jamás», dijo.
Grimland es hija de sobrevivientes polacos del Holocausto, quienes huyeron de Varsovia (Polonia) a Rusia, luego fueron deportados a Siberia para llegar hasta Ucrania, donde nació Inés, quien finalmente llegó a Argentina en su niñez.
«De sobrevivir sabemos mucho», remarcó la mujer, que debió regresar «con todo el dolor del alma», y que -a pesar de ello- consideró que «siempre hay esperanza».
Por su parte, Gabriel Sisro es abuelo de Iair y Moshi, dos hermanos de tres y cuatro años que esperaban con carteles la llegada de su hermano mayor, Ioel, de 18, quien se encontraba estudiando en Israel.
Durante la espera, Sisro relató a Télam que, al igual que su nieto, se encontraba estudiando en Israel cuando comenzó una guerra, en su caso la Guerra del Golfo en 1990.
«También me tuve que ir porque mis padres quisieron que me volviera. Ahora vuelve a repetirse la historia, desgraciadamente», contó el hombre, que tenía 19 años en ese momento.
A diferencia del conflicto actual, comparó que «ahora parece que es peor, está más comprometida la situación de lo que estaba antes, es una guerra en todos los flancos que se mete dentro de las zonas donde vive la gente. Es una guerra terrorista».
En tanto, Gabriel Traiman, padre de Ioel, uno de los jóvenes repatriados, expresó: «Agradecemos al gobierno argentino esta repatriación, pero también le pedimos que ponga en la lista de grupos terroristas a Hamas, que no lo dude más, que se pongan de acuerdo oficialismo y oposición y que lo declaren ya. Es algo que necesitamos como seres humanos, que este tipo de gente no pueda tener recursos económicos, ni militares, ni nada».
«Estamos esperando a nuestro hijo, que se fue a estudiar hace dos años a Israel, a terminar el secundario. Del colegio donde estaba él -en Israel- se fueron todos los chicos, porque son de todas partes del mundo. Nuestro hijo vuelve con la intención de que se calme la situación y regresar a terminar sus estudios. Nos contó que el domingo cuando salieron a las cuatro de la tarde en Tel Aviv, hubo una andanada de misiles muy grandes, sonaron las alarmas y se tuvo que tirar cuerpo a tierra», añadió el padre.
Ioel vivía con visa de estudiante en Netanya, ciudad ubicada en la región norte de Israel.
«Donde él estaba viviendo no hubo muchos problemas, pero como él es uno de los más grandes y los tutores de los chicos fueron llamados al Ejército, ellos debieron encargarse de los más chicos, y él tenía a cargo un edificio», añadió el hombre.
«Su intención es quedarse a vivir allá, hacer el Ejército y quedarse a vivir en Israel», reafirmó su padre.
Sobre cómo se enteró del inicio de los ataques a Israel, el padre reconstruyó que «ese sábado -7 de octubre- a las tres de la mañana de Argentina nos llegó un mensaje por WhatsApp del colegio. Nos asustamos cuando lo vimos porque era shabat, el día de descanso, y dijimos ‘algo pasa’. Cuando abrí el celular lo tenía estallado de mensajes y ahí empezamos a correr para ubicar a familiares y amigos, además de a mi hijo, gente que está en el sur, donde fue salvaje la masacre de Hamas».
«Todavía hay desaparecidos y uno de los países que más desaparecidos tiene es Argentina, estamos trabajando en distintas campañas, colaborando», concluyó.
Laura, de 42 años, fue a buscar a su hermana de 39 años con sus dos hijos, uno de 2 años y otro de 8 meses.
«Ella vivía en el norte, dejó a su marido. No sabía si venir o no, estaba atravesada por los conflictos lógicos que tienen que ver con la pertenencia a ese lugar. Espero recibirla y recomponerla», explicó.
«Culturalmente no tenemos la misma idiosincrasia, y quizás, para un argentino, automáticamente uno quiere salvaguardar su vida, su familia, y en el caso de ella tuvo que lidiar un poco con otras concepciones como la de quedarse, apoyar y demás», consideró Laura, que fue a esperar a su hermana junto a sus padres.
En Israel, Alan, de 23 años, estaba por comenzar a estudiar Relaciones Públicas.
«No quería volver, se quería quedar a ayudar como voluntario, pero la decisión familiar que tomamos es que regresara», contó a Télam su madre, Karina, mientras esperaba que llegara a Ezeiza.
«Como voluntarios ellos juntan plata para comprar comida para mandar a los soldados, en todo el país se hace eso. Cuando empieza la guerra, la gente se junta y ayuda a los soldados, ayuda a comprar alimentos y a la gente que quedó sin casa», explicó.
A partir del sábado de los ataques, «Alan hizo vida normal y cuando les decían que no podían salir, no salían. Allá están acostumbrados, nosotros no», agregó la madre.
«No sé con qué hijo me voy a encontrar, pero estoy contenta. Está en su país», concluyó.
Ayer por la mañana, este Airbus de Aerolíneas Argentinas partió desde el aeropuerto Ministro Pistarini para llegar al romano de Fiumicino a las 23, con el objetivo de completar el traslado de los argentinos y argentinas que se encontraban en Israel al momento del recrudecimiento del conflicto palestino-israelí, con los ataques perpetrados en territorio israelí por la organización Hamas, el sábado 7 de octubre.
Una vez embarcados, los argentinos que habían sido trasladados desde la ciudad de Tel Aviv a Roma en el marco del operativo Regreso Seguro, el avión emprendió el regreso al país.
«Es una gran alegría en medio de este conflicto tan desafortunado poder confirmar el arribo de otro avión lleno de argentinos y argentinas. Hay un Estado presente que asiste y cuida a sus ciudadanos en situaciones extremadamente críticas como esta,» señaló Pablo Ceriani, presidente de Aerolíneas Argentinas, tras la llegada del avión.
Se trata del segundo vuelo especial de la línea aérea luego de que el domingo por la mañana retornara el primer contingente de repatriados.
De acuerdo con lo informado por Cancillería, son casi 1.500 los argentinos que solicitaron la repatriación desde la zona de conflicto.
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